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*** El Ángel que escapó ***

cavernico9

Actualizado: 22 jun 2022


Introducción

Cap01. La Vida es Sueño

Cap02. Liberación

Quedará pendiente de narrar a detalle… Como fue que las subsiguientes semanas y días se hicieron más cortos aun no habiendo acontecido el Solsticio. Cómo y por qué decidí postergar la mudanza hasta la víspera de la partida. Como conseguí distribuir setenta y nueve kilos en cuatro mochilas y deshacerme en tres horas de las existencias remanentes para entregar el apartamento tan limpio como me hubiese gustado recibirlo. Como y en qué términos una voz lúgubre se manifestó mientras apilaba el equipaje en la calle, diciéndome que si en verdad quería alcanzar la liberación debía desprenderme de todo el peso innecesario. Como acallé sinfín de tormentosos pensamientos a lo largo de mil metros hacia la estación y Como deshice la angustia que experimenté cuando oí a través del megáfono que el tren expreso hacia Narita Kuko/Aeropuerto partía mientras aún cargaba las maletas por las escaleras. Como también, oí otra voz susurrándome al oído que no debía esperar el siguiente tren y conseguir de inmediato un taxi. Como al presentarme al mostrador de la aerolínea fui rechazado e impedido de registrarme puesto que mi certificado PCR Negativo había sido emitido treinta minutos después del periodo perentorio de setenta y dos horas exigidas por Migraciones. Como debí pedir auxilio a la operadora de emergencias del Consulado en Tokyo a través de un teléfono prestado y Como resolví, cinco minutos antes de la última llamada a abordar, convencer a dos mujeres japonesas, a un francés y a un holandés que, hacia donde me dirigía, la formalidad de un protocolo de bioseguridad es letra muerta. Aunque, en honor a la Verdad debo manifestar que la resolución del infausto impasse fuese conseguido por intervención divina, en atención a una poderosa oración que me obsequió una mujer que me observaba a la distancia con compasión. Fue entonces que un ser celeste se manifestó desplegando sus alas para deshacer la cuadrícula de oposición haciendo que la autoridad al otro lado del teléfono, ordenase desde Ámsterdam cargar mi equipaje a la bodega y pueda cruzar los controles. Quedará pendiente de transcribir… Como corrí por La Terminal calzando pesadas botas para la nieve, Como conseguí explicar con solventes mímicas las bondades del “MAKUNESHIO” al inspector cuando revisó una mochila y preguntó: “¿Nani core/ Qué es esto? Refiriéndose al polvo blanco que llevaba en sobres individuales camuflados dentro de mi talega de tabacco. A detalle la estremecedora reminiscencia que experimenté cuando, una vez firmado el formato de salida de la Isla, se extendió ante mí un inmenso corredor y al final de este, una puerta, en la que me aguardaba un séquito uniformado que me animaba a seguir corriendo, extendiendo sus manos pidiéndome el pasaporte y pase de abordaje como si se tratase del testimonio en una carrera olímpica de relevos. Cómo crucé chorreando sudor por los estrechos pasillos que separan las filas de asientos hasta mi ubicación en la última zona y El como un atento y amable pasajero japonés, anticipando un deseo de privacidad para dejar aflorar la emoción contenida, se cambió voluntariamente a un distante asiento. Finalmente, quedará pendiente la confesión del cómo y en qué términos balbuceé una despedida de gratitud al Espíritu Absoluto del Kosmos, cuando el capitán comunicó a tripulación y pasajeros que era posible avistar hacia el flanco izquierdo a Fuji – San / La Montaña del Destino. ¿Cómo no alabar al Divino Creador si atiende siempre el clamor de un espíritu afligido?

*** SAYO NARA ***

Cap. 3.- Sócrates


Sombrío panorama a través del ventanal.
Schiphol/La Terminal.

Erguido sobre las piernas, emprendí lenta y larga marcha hacia el mostrador volviendo sordos los oídos a la voz que retumbaba en la mente, vociferando así:

“¿Qué estás haciendo, imbécil?

¡Aquí lo tienes todo! ¡Las Grandes cosas se encuentran de este lado!

¡Lo que siempre quisiste al alcance de un tren!

¿Volverás al basurero del que saliste? ¿Regresarás para fiar lentejas?

¡Qué estupidez la tuya! ¿Por qué renunciar a tus deseos?

¡Lo que dejaste atrás ya no existe! ¡Olvídalos! ¡Vuélvete! ¡Hazlo por ti!

No puedes salvar a nadie…”

Recibí cada golpe y mis rodillas flaquearon, el estómago y la próstata se comprimieron formando puño de una mano invisible; Tragué saliva y emití una señal de auxilio a lo divino, clamando por ayuda para continuar el paso hacia lo decisivo.

La última llamada se había emitido. Cerraba la fila de los rezagados. Era el final.

La aeronave y la puerta de embarque tan cerca pero el coraje esgrimido en todos los pasos previos ahora vacuo.

Lo que aconteció a continuación pertenece a la carpeta paranormal:

Desde lo más alto, se hizo audible una melodía, acordes y entrañable voz que se oía así:

Por entre los ventanales penetró un haz formando una silueta difusa, se deslizó hacia mí, me envolvió en un abrazo y susurró con turbio tufillo que me supo a cicuta:

“Vamos Tigre, no necesitas más que “eso” que reside en tu interior.”

*** Hágase La Luz ***


Vista aérea sobre el Canal de La Mancha.
Hágase La Luz

Retorno a la Plaza Mayor de Lima
El Ángel que escapó






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