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*** Mahatma Paramahansa II ***

  • cavernico9
  • 20 may 2022
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 22 jun 2022


Introducción:

El Autor desea expresar:


Satisfacción por el cumplimiento de su promesa:

Restituir por completo un texto extraviado en la premura de la mudanza.

Redacción que fue concebida por inspiración obtenida tras 30días de ayuno, libre de coito, consumo de alcohol, carne y picante,

en vísperas del VESAK 21.

En honor a la verdad, El Autor declara que

Le resultó imposible rehacer el contenido del manuscrito.

Sin embargo, el resultado obtenido tras 60 días de nueva dieta del RAMADAN y VESAK 22,

respeta los cimientos del andamiaje original con el plus del oficio narrativo añejado tras una nueva vuelta al Sol.


Si Usted cuida de la iluminación de su hogar,

Si persevera en la práctica del silencio y la meditación,

Si prefiere la calma de los espacios lacustres,

si gusta de contemplar el vuelo de las aves,

cautivar los sentidos con música clásica o

simplemente le gusta leer,


Bienvenido sea.

PRÓLOGO

Transcurre en la bahía de TOkyO. Feb ´21.


Las casualidades no existen.

A menudo ocurren sucesos que pasan desapercibidos mientras nos distraemos para enfocarnos en una ocupación a la que le otorgamos sobrevalorada importancia.

Fue así como sufrí un accidente mientras me aprestaba a descargar las mercancías de un camión bajo la presión del mando de un jefecito obsesionado con motivarme a renunciar y/o inducirme a la tercera falta grave causal de despido. Predisposición exacerbada por ponzoñosos comentarios de los mismos paisanos que deglutieron los dulces convidados a mi vuelta de los Alpes.

No ocurrió ninguno de los escenarios deseados, pero convenció al Jefazo de NO renovar mi contrato y durante los últimos días de servicio fui conminado a retirarme antes de completar la jornada de ocho horas.

La decisión unilateral y arbitraria implicaba un perjuicio económico pero a la vez concedía una nada desdeñable ventaja:

Retirarme del galpón antes del Amanecer para compensar el sueño de la noche no dormida llevando pan recién horneado bajo el brazo.

Claro que esta reflexión, el balance de lo que se deja de percibir vs las bendiciones invisibles, no fue gratuita ni fue recibida por correo postal.


La obtuve la noche más fría del año, cuando fui colocado en la ubicación más aburrida y más expuesta a las inclemencias del clima invernal.

Con los dedos de las manos entumecidos, los pies helados, abundante secreción nasal, me embargó un pensamiento:

¿Por qué vender tan barato la dignidad frente a la injusta hostilidad laboral?

Me respondí convenciéndome de No llorar ni demostrar flaqueza, porque ese ingrato momento un aprendizaje encierra aunque no pudiera percibirlo entonces.

A continuación, lo inverosímil:

Una flor de diente de león se elevó lentamente desde el suelo de concreto,

por entre los rodillos metálicos de las fajas que transportan las mercancías dentro del hangar, y se posó al lado izquierdo de mi pecho donde la sostuve con incredulidad.

Sostengo hoy, que fue una notificación, el clamor había sido oído.

Las manifestaciones provienen del Cielo.


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Existen precedentes que develaremos juntos.


EPIGRAFE

(...)Pero para contarte sobre esto, del por qué escogí el título para esta publicación, debo antes recoger los pasos perdidos cruzando los Alpes Japoneses del Norte, hacia un lago congelado en la orilla opuesta de la Isla. Y esa, me temo, es una historia para otra ocasión. Discúlpenme, por favor, la grosería.

Primera Entrega

Fecha de Publicación Original: 10MAY ´20.

I.PERU

1. Salvavida:

AÑO 1994.


La siguiente narración forma parte de la memoria temprana de un infante de tres años que sentado sobre el piso alfombrado del dormitorio observa con asombro un remolino de minúsculas partículas de polvo que flotan absorbidas por un haz de luz que penetra por la amplia ventana con vista hacia el Jr. Zepita.

La atmósfera interior está cargada de energía estática, algo trascendente ocurrirá en breve aunque el infante lo ignora.

Un estrepitoso sonido rompe el trance contemplativo, detrás suyo yace tendido un pequeño cuerpo aprisionado por una pantalla de 14", su reacción de auxilio es inmediata, carga la caja boba y libera a la pequeña criatura que corre despavorida fuera de la habitación.

Al colocar el televisor sobre la mesa, la señal cambia a otro canal, sorprendido, el infante observa en la pantalla por vez primera a un animal alado, tan blanco como la luz, más grande que una paloma, de cuello largo y pico delicado, pomposa y estilizada,

¿Cómo ha de llamársele?

Flota grácilmente sobre un cuerpo de agua que parece estancado,

¿Por qué el agua no fluye en dirección alguna?

El cielo está teñido de los colores de las plastilinas: Morado, rosado, naranja.

¿Dónde y a qué hora del día ocurre esa mezcla de tonos en el firmamento?

Un parsimonioso sonido acompaña el movimiento de las aves. brindando sosiego los sentidos,

¿Cuál es el origen de la melodía?


Intempestivamente, la señal vuelve a cambiar siendo reemplazada por dos grandilocuentes hombres negros que visten ropas anchas y gorras hacia atrás.

La pequeña niña irrumpe de vuelta a la habitación trayendo consigo un rompecabezas.

"¡Juguemos ahora con esto!"

2. Equinoccio:

MAR ´18

A bordo de un bus Metropolitano, todo resulta novedoso para un muchacho que ha regresado a la ciudad después de tres meses de servicio voluntario en el desierto de Nazca, el ajetreo y ruido no le afectan demasiado.

Desciende en la estacón más cercana al ovalado corazón de Miraflores, acude a una entrevista de trabajo de un concurrido Restaurante Nikkei de cocina fusión por recomendación de un familiar que allí labora.

Ingresa al local y reconoce a la responsable a cargo de la entrevista quien lo observa a distancia de pies a cabeza y reprueba de inmediato, le desagrada la impresión de sus ropas deportivas.

El muchacho se envalentona, se adelanta, camina erguido, estira la mano y saluda con firmeza, el tono de su voz remece el prejuicio de la observadora, se sientan a la mesa, conversan brevemente mientras repasa la experiencia de vida detallada en una hoja impresa. Al no hallar reseña alguna vinculante al giro del negocio, la mujer encuentra excusa para concluir la entrevista. Agradece por la molestia del desplazamiento y desaparece tras una puerta. De pie en el salón vacío, el muchacho observa una mano anónima que se agita a manera de saludo fuera de un pequeño cubículo que resulta ser la caja terminal, estaba allí dentro la facilitadora de la recomendación quien había presenciado ocultamente el maltrato, ella abre su monedero y estira un Quiñonez para costear el pasaje de regreso, su gesto de compasión no se condice con la vergüenza que le impide mirarle a los ojos.

El muchacho acepta su ofrenda, se retira del lugar y camina por la arbolada Pardo Ave. hacia el malecón de la Costa Verde. Es una tarde radiante de finales de marzo.

¿Cuándo fue la última vez que anduvo por allí?

No podía recordarlo...

Se desprendió del resquemor del rechazo y contempló en silencio la puesta del Sol que marcaba el inicio del Otoño.


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3. Swami:

Habiéndose difuminado las últimas luces bajo el horizonte, el muchacho camina por Larco Ave. en dirección opuesta al Mar. El semáforo en rojo interrumpe brevemente su andar. Observa los titulares de diarios y revistas exhibidos en el kiosko.

¿Cómo luciría el verdadero rostro de Jesús?

se preguntó al fijarse en la última publicación de la Revista NatGeo.


Por reflejo a un fugaz influjo, gira de espalda, repara en una pancarta dispuesta a la entrada de un discreto hotel.


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¿Quién fuese este hombre hindú de penetrante mirada?

Ingresa al lobby, se aproxima al mostrador de recepción, pregunta al empleado quien no sabe dar razón, desconoce el asunto,

´el evento es de ingreso libre, puede subir a pedir información al cuarto piso,

allí se reúnen semanalmente´ - dice.


La dubitación del muchacho es resuelta por una voz que le susurra al oído:

Acércate


Dejándose llevar por la inquietud de la curiosidad remonta los escalones, cruza el estrecho corredor hacia la puerta blanca entreabierta de la que se filtran voces que entonan cantos, dentro, una mujer anciana da la bienvenida y entrega un sobre blanco además de un par de impresiones que los demás asistentes repiten en coro ubicados en sillas individuales dispuestas en la habitación, al frente y a vista de todos, tres cuadros inmensos de longevos varones hindúes ataviados de collares y túnicas naranjas, predominando la figura del centro como centro del culto de veneración que se prolonga por más de una hora y concluye con la colecta de los sobres rellenos de donaciones de los oferentes.

La anciana mujer adivina el extravío del muchacho, lo aborda mostrándole un libro con una fotografía impresa en la portada y dice:


"Él es

Swami/Señor

Paramahansa/Supremo Cisne Yogananda...

Nuestro gurú...

Llévalo contigo, muchacho...

Tu aporte contribuirá a que El Círculo de Meditación continúe en operación..."


Algunas reflexiones en retrospectiva:


a. El valor de un Quiñonez no equipara a un Hamilton.

B. Repasemos brevemente la leyenda de Esteban Jobs.

b. Se rumorea que tras su fallecimiento, revisaron el contenido de su IPAD personal y encontraron apenas tres descargas de libros. Este ejemplar era uno de ellos.

c. Abandonó la Universidad sin graduarse para fundar Apple INC.

d. Se dice que durante los años de estudiante llevaba consigo una copia de "Consciencia Cósmica".

e. Visitó la India y se inició en la práctica del Kriya Yoga.

f. Más tarde visitaría el Japón y profundizaría en el ZaZen.

g. Radicado en USA, habituaba retirarse en un templo de meditación erigido en los Montes Apalaches.

h. Se presume que fue allí, durante profundo trance de meditación, que recibió la inspiración para crear tecnología de vanguardia.


Vaya Ud. a saber la fuente sideral de la entidad que le facilitó lucidez para encaminar su genio creativo.

La irrebatible evidencia demuestra que todo usuario poseedor de un teléfono inteligente ha resignado su autoestima al nocivo estímulo de la interacción digital.

Lamentable estadío mental alejado de la evolución, más cercano a la degradación que transforma al ser humano en un autómata.


La única conclusión fehaciente:

Gratitud hacia Yogananda. Anduvo despierto por esta Tierra.


Si le interesa, al terminar la lectura vuelva a este título y conozca un poco más del...

Cisne


II.NIHON

2.1 ChiBa -ken.

ENE ´20


Los hechos se han precipitado. Hasta el último Jueves todo intento fue inútil. El objetivo parecía diluirse. La mañana del Viernes, día de Venus, recibí una llamada de respuesta del Destino con voz femenina. Embarqué la tarde del sábado y arribé al amanecer del día Lunes. El Martes expirará mi visado y caeré en situación de ilegalidad sujeto a deportación. No tengo familiares, amigos ni conocidos a quien acudir. Tan solo la noble voluntad de un contacto fortuito que me ha rescatado del Aeropuerto y aceptó recomendarme a un trabajo.

Estoy sentado en el escritorio de una obesa mujer brasilera a quien le he entregado la documentación que acredita la veracidad de mi identidad: Dekassegui SanSei / Nieto legítimo.

Pasados los minutos, la mujer se deposita en su lugar, confirma que todo está en orden, el personal de la oficina se encargará de preparar el expediente a presentar en la oficina de Migraciones.

Me hace saber que comprende que mi situación está al límite, pide calma y tranquilidad, insiste en que he llegado al lugar correcto en el momento oportuno. Estoy en sus manos y no tengo mejor opción.

Antes de explicarme de que se trata el servicio, procede a cerrar y guardar dentro del cajón la biblia de bolsillo, previendo que reyes, profetas y apóstoles puedan testificar en su contra por el trato que está a punto de ofrecerme.

Detalla escuetamente las obligaciones, enumera cuantiosos beneficios, el balance aparenta inverosímil ventaja a mi favor.

Desea oír como respuesta entusiasmo de compromiso.


"Hagámoslo. ¿Dónde coloco el sello?*

Bien. Ahora dígame, por favor, ¿Cómo llego a este lugar?"


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*Nota1. En NiHon, los documentos no se firman. Los acuerdos se cierran estampando el sello familiar.

El incumplimiento implica mancilla. Pocas afrentas tan graves como el deshonor al apelido.

2.2. NiiGata - ken

ENE´21.

Este episodio presenta innumerables aristas motivacionales, en suma inabarcables para el fin último de este texto. El Autor optó por seleccionar el más endeble para situar la narración:


La anécdota de una charla iniciada con la excusa de pedir una llamada gratuita a una imponente mujer que se presentó como Germaine Campbell, una jamaicana, maestra de inglés por intercambio escolar, residente en la Isla por tres años consecutivos, que había llegado a ese apartado lugar de los Alpes del Norte porque un amigo suyo le había facilitado el boleto del ShinKanSen/Tren-bala a precio ganga y como no tenía cosa mejor que hacer en su día de descanso, hasta allá se había desplazado para jugar con el teléfono en respuesta al aburrimiento que le generaba el insulso paraje natural.

Ahora es tu turno ¿Por qué viniste aquí? - me increpó.

Le conté la historia del como llegué al escritorio de la contratista un año atrás; le hablé de la reseña que había leído en la revista que hojeaba mientras revisaban mi documentación.


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A diferencia de su improvisada visita, la mía había sido planificada con antelación, había atravesado las montañas en un bus nocturno, sabia bien lo que buscaba y no me retiraría hasta entonces.


Ella respondió al estilo afroamericano:

"Debes estar bromeando, hermano.

No hay forma que yo haga lo mismo.

Te congelarás antes que esos pajarracos lleguen."


Y se despidió abordando el último bus de la tarde hacia la estación del tren.


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Pues bien, restaban dos horas para el atardecer, me sentía mareado por la noche sin conciliar sueño, caminé por un sendero hacia una pérgola de observación que estaba vacía...


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(...)recargué la batería del teléfono con el cable que compré en la droguería frente al paradero de bus.

Me recosté sobre los asientos sin quitarme las botas, intentando asir de la profunda memoria la combinación de colores que tiñen el firmamento boreal.

¿Fuese al ocaso o al alba? Lo descubriría allí.

Me incorporé al sonido de la alarma programada. Entorné la vista siguiendo el contorno del lago. Una paciente grulla pescaba a pocos metros de distancia. Los primeros especímenes ya volvían, sus graznidos se oían a la distancia sin romper la atmósfera de calma que endoselaba el lugar.

Una sensación extrañamente familiar me sacudió del letargo en que el estaba inmerso, una fugaz premonición de algo trascendente a punto de ocurrir.

Por el rabillo del ojo izquierdo noté ondas que se propagaban por la superficie seguidas del inconfundible sonido del golpe de alas batiéndose para elevar vuelo mientras asienta sus patas sin hundirlas.

Un majestuoso ser alado, acaso mitológico, acaso surreal, un negro cisne despegó vuelo sobre el lago perdiéndose en un horizonte teñido de un ámbar violáceo.

Entonces comprendí....

Veinticinco años después de aquella visión anticipada por un haz de luz envuelto en un remolino de polvo ascendente.

Así tenía que ser...

Al otro lado del Océano, arriba del Ecuador, La Luz difumina en peculiar gradiente.

A esas gráciles aves blancas de estilizados cuellos que migran desde y hacia las tundras Siberianas, se les llama Haku-cho en esa parte del Mundo y la melodía de comparsa, es la música que emana de su danzar.

He descubierto el secreto del éxito de tu obra, ¡oh, Pedro Tchaikovsky!

Conseguiste replicar la sinfonía que interpretan las maravillosas aves en la penumbra de La Luz.

¡Bravo!

Así tenia que acontecer el reencuentro, Paramahansa/Supremo Cisne Yogananda.

No antes, menos después.

En el momento que estuviese despierto para contemplar tu memorable vuelo de inmortalidad.


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Bendito seas hoy, mañana y eternamente, Maestro.


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*** F I N ***


EL Epílogo

Estaba planeado para ser ofrendado en VESAK ´23, empero, en completa incertidumbre que las condiciones de vida dentro de un año permitan distraernos a través de una computadora, os anticipo desde ya.


Fuji - shi. AGO´21


Una mudanza a la ciudad enclavada a los pies de la montaña más sagrada de la Isla con el propósito de coronar la cumbre pero debe aguardarse pacientemente a que el clima sea benigno.

Hasta entonces El Autor se ocupó en un Arubaito/Trabajo eventual por horas.

El hangar está situado en lo alto de una colina.

La contratista es una déspota e hipócrita mujer que cumple bien con el perfil requerido para ejercer el oficio: La angurria.

El primer día lo conduce en su vehículo. El segundo lo hace a regañadientes por insistencia. Al tercero debe movilizarse solo, la mujer entrega una bicicleta que su sobrinito dejó en desuso pero olvidó advertir un pequeño detalle que no es poca cosa: Los frenos no sirven. En su defensa, ella alegaría que lo ignoraba. Así también, todo lo que no le granjeara un beneficio monetario, no era de importancia para ella.

Al principio resultó emocionante, descender en 5´ lo que demoraba subir 70´.

Eso porque El Autor goza de la inyección anímica de la vitalidad en el medio día de la edad. Pero el aliciente de adrenalina se diluyó en infausto día lluvioso que patinó, derrapó y se empotró contra el parachoques de un vehículo que ingresaba a la empinada autopista desde el aparcamiento de un SuperMercado, además, en la desesperación por evitar el impacto, recibió previamente un golpe en los genitales con el marco de fierro de la bicicleta.

Esa noche de dolor, recuperó la noción que, aún reparando el sistema de frenos en un taller mecánico, arriesgaba la vida de manera temeraria a cambio de poco y nada.

A la mañana siguiente, como de costumbre, remontaba el empinando ascenso empujando la desvencijada bicicleta hasta un terreno plano,

desde allí restaban apenas 5´ de pedaleo hasta un emocionante descenso hacia la puerta de ingreso. Ocurrió que cometió la imprudente osadía de adelantar la cabeza y anticiparle el paso a un ofuscado conductor que

lanzó un ininteligible improperio xenófobo que se materializaría en infortunio:


Tres pasos a desnivel, los tres rectos, fáciles pero vertiginosos, nunca antes cruzó un vehículo en intersección, pero esa mañana apareció intempestivamente un conductor que pudo haber aseverado que jamás vio a un ciclista emerger por entre esos matorrales.


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El desenlace era mortal. No tenía distancia, espacio ni frenos para maniobrar.

Hasta el día de hoy El Autor no termina de asimilar cuan afortunado fue de librarse de la fatalidad. Transcurrió en segundos:

Al incorporarse del asiento, la resistencia del cuerpo al viento ralentizó la velocidad, el automóvil cruzó el paso, y en último momento, al virar el timón para evitar la colisión, la rodilla derecha impactó contra un poste y cayó al suelo.

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Reflexión:

  • Si él hubiese respetado la luz del semáforo y esperado pacientemente su turno a cruzar la esquina, ¿Hubiese evitado al impertinente conductor del camino? Probablemente...

  • Si no hubiese ocurrido el accidente, ¿Habría persistido porfiado en vehemencia? Con certeza.

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Desde entonces, como si no fuese suficiente la tensión inherente al trabajo, cargaba con la angustia de la intempestiva fatalidad.

Transcurrieron muchos días y las condiciones del clima continuaban inestables, el objetivo mayor se postergaba, premunido del riesgo, reemplazó la velocidad de los descensos por la prudencia, empezó a retomar la confianza habitual, la mañana del día de pago, todo parecía marchar en orden, hasta que, dejándose llevar por la algarabía de la luz diurna, ingresó raudamente al estacionamiento, vacío como de costumbre a esa hora,

viró corto y tarde, la llanta delantera impactó con el rompemuelle del aparcamiento #11, se reventó en el acto, el vidrio del bolso, quebrado y los nervios del ciclista desquebrajados. !Tres veces hubo colisionado! Estaba furioso consigo mismo.

La contratista también por las quejas que recibía de la deficiente performance cargando cajas de cerveza enlatada.

Y él con ella por exponerlo a riesgo mortal y responder con indiferencia a la integridad de su salud.

Ella quería deshacerse de él cuanto antes pero no podía.

El Autor anhelaba coronar la cumbre y mandarle una postal de despedida, pero el mal clima amainaba.

La situación era insostenible a mediano plazo.

Sabía que no podía continuar pedaleando ese vehículo.

Emprendió el descenso al apartamento tomando una ruta paralela desconocida.

El sentido común de varón indicaba que hallaría la conexión hacia el centro de la ciudad.

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Si Usted amable lector, ha seguido con incredulidad la lectura hasta este punto sin exasperarse, regocíjese. Aquí está lo que amerita su paciencia:

(De regreso al relato en primera persona)


Me hallaba en un tramo industrial de la carretera, paisaje fabril que imprimía pesadumbre al ánimo.

Me pregunté si al aceptar esa engañosa propuesta de trabajo acaso habría arruinado inconscientemente el plan que aguardaba durante un año de latente expectativa e incertidumbre por restricciones de pandemia.


Entonces, por encima del bullicio mental, oí el zumbido de un abejorro.

No me había percatado que había ingresado a una zona de viviendas,

estaba de pie en un jardín que bullía de vida, fragancia y color.

Reza un viejo y conocido refrán:

"Por el fruto se reconoce al árbol."

Fue así como reconocí a la higuera.


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Y de inmediato recordé las palabras de quien se despertó del Eterno Sueño

tras una prolongada meditación bajo la sagrada higuera de sabiduría.

El Maestro de las nobles verdades, habló así:

"Prueba por ti mismo, el sabor de la Fruta."

No sigas a ningún Maestro. Conviértete en el tuyo.


Oh, Siddartha, cuanta razón tuviste hace 2500 años y tu discernimiento prevalece vigente hasta nuestro días.

La verdadera liberación es la ausencia total de deseo.

¿Cómo pude olvidarlo?


Aquel Necio que se presume Sabio, perecerá doblemente en su necedad.

Si Uno es incapaz de controlar sus pensamientos,

¿A quién, pues, pretende enderezar?


Oh, Gautama, cuánta gratitud infunde el reingreso a tu noble sendero.



La historia prosigue.

Pero el resto será reservado hasta el VESAK´23.

Como corolario puedo adelantarle que,

Francisco se acercó a la Verdad cuando así oraba:

Olvidando (el capricho) se encuentra (la calma).

A M E N


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